2 negocios bizarros en el mercado de la leche

Últimamente en el mundillo del marketing se habla más de miembros viriles que en una canción de Leonardo Dantés.

Así que hoy voy a traer un tema relativamente acorde.

¿Por qué?

Porque me sirve para darte un empujoncito.

Por si crees que tu producto o servicio es demasiado bizarro para venderse en internet.

Cucha.

Es que he visto que hay ecommerces donde madres lactantes venden su «leche materna sobrante».

A ver, en Japón hay uno de estos en cada vending machine o en la planta sexta de El Corte Nipón, pero en occidente no es tan habitual.

Y resulta que sí, que existen.

A lo mejor venden 1 ml. por $2 o así.

Y aunque supuestamente este «producto» nació para satisfacer a otras madres que no podían producirla…

(no sé hasta qué punto es saludable darle a tu bebe leche recalentada de otra madre, sinceramente)

… en realidad lo ha petado porque apareció un…

«Comprador inesperado».

O no tan inesperado:

El hombre fetichista.

Al final este tipo de tiendas acabaron ofreciendo una ficha con datos de la madre «donante», acompañada de un texto con copy persuasivo para que los tíos decidieran encargar su leche y no otra.

Claro que la foto de la madre ayudaba bastante.

Y sí, ya sé lo que estás pensando.

Que luego igual lo que recibes es un chorreoncito de leche semidesnatada de Central Lechera Australiana bien tirado por un señor calvo y con mostacho.

(con mostacho marcado de leche, al menos)

Jias.

Y espera que ahora va el segundo negocio bizarro sin salirnos del mercado de la leche.

Si lo de comprar leche materna embotellada no era suficiente…

Resulta que también existen los… «membership sites» de amamantamiento.

Pero para tíos adultos.

Tíos que pagan para que una supuesta mamá que está en fase de lactancia con sus glándulas mamarias a tope…

… les amamante a ellos por un módico precio.

Y es un club privado. VIP.

En el que pagas tu cuota anual para tener derecho a contratar a las nodrizas (que luego reciben su tarifa por hora, por supuesto).

Así las llaman. Nodrizas.

Como las naves.

Y nada. Que ahí lo tienes.

Un ecommerce de leche materna.

Y un membership para amamantar a señores adultos.

Si algo así de bizarro no te da un extra de motivación para vender productos o servicios más «normalitos» a un mercado que los esté demandando pues… es que… eres… la leche.