3 trucos mentales billonarios de las Apple Store

Casi cada vez que se habla de las Apple Stores (las tiendas físicas) es para contar la anécdota de las pantallas de los ordenadores. Que están inclinadas a un 75% por un motivo.

Pero como eso ya lo has escuchado 47 veces (solo este año), te contaré otra cosa que a lo mejor no has escuchado. Ni visto. Ni leído.

O sí, no sé. Por lo general no hay mucho fan de Apple por aquí. Más bien al contrario.

Pero lo contaré igual:

Si te fijas, en las tiendas no hay «cajas» para pagar.

Por tanto no hay colas.

La atención es 100% personalizada, y si decides que vas a comprar algo, entonces el especialista te trae el producto a ti.

Tú nunca llevas el producto para pagar a nadie.

Nunca estás allí pensando en una tarea que implica «pagar».

Eso ya da para bastante que pensar.

Pero hay más.

Otra cosa relacionada con los precios:

Están puestos de forma muy discreta y secundaria.

Normalmente en un panel informativo al lado del producto y están escritos de la misma manera que el resto de especificaciones de las máquinas, casi sin darles importancia.

En algunos casos ni siquiera están.

Tampoco verás etiquetas en colores llamativos, etiquetas con la palabra «descuento», «oferta de primavera», o «liquidación».

Todo ello está diseñado así por una razón:

— El precio no es lo importante. Lo único que interesa es tu relación con el producto.

Saben que si de verdad te gusta y estás en una Apple Store, lo vas a acabar comprando algún día.

Lo único que quieren es darte una experiencia.

Y eso solo son 2 pinceladas.

Otra cosa es el diseño de las tiendas:

  • Abiertas, sin secciones, vas buscando un producto y acabas mirando 3 o 4 de camino.
  • Con luz natural durante todo el día, asientos cómodos, puede incluso que plantas reales, para que no sientas que estás en una tienda, sino en casa, poseyendo el producto que tocas.
  • Están llenas de «especialistas», no «empleados».

 Y todo eso crea una sensación acogedora para que siempre quieras volver a retomarlo donde lo dejaste.

Hasta que en una de estas, después de que te hayas obsesionado con un producto durante un tiempo…

Vuelves, caes y compras.

Quizá no en una Apple Store, ok.

Pero si entras en una, es muy posible que salgas con la semillita plantada en tu mente.

Para que luego digan que el lugar donde vendes no importa.

Sí, el 91% de lo importante es lo que cuentas.

Y en el negocio del marketing directo, aún más.

Pero también transmites cosas con el lugar desde el que ofreces tus productos.

No estoy diciendo que tengas que hacer lo mismo que Apple.

Pero el saber ocupa un lugar.

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