Podría haber escrito esto el pasado 28 de diciembre y no te lo creerías.
(por cierto, el exoesqueleto de mi pierna izquierda con teclado plegable sigue yendo genial, gracias)
Resulta que un camarero de Cuenca que estaba de baja por una fractura recibió en su domicilio una carta de la empresa para la que trabajaba.
La carta (un burrofax) era para anunciar su despido.
Acto seguido, el disgusto que le causó la carta le provocó un paro cardíaco.
Su mujer llamó a emergencias, pero en lo que tardaron en venir, el pobre hombre ya estaba en el descanso eterno.
OK, es una gran tragedia, estás jodido con una fractura o algo peor (lo he experimentado recientemente) y encima te despiden y encima te da un ataque al corazón y encima te mueres.
Eso ya de por sí es noticia.
(y me recuerda al entierro de mi abuelo, que durante el velatorio su hermano falleció también, vaya tela, salió hasta en los periódicos locales)
Pero el remate es que la viuda denunció a la empresa y la muerte del hombre ha sido considerada por el Juzgado como…
Accidente Laboral
Y casi como ajuste de cuentas divino por parte del ex-camarero, ahora la viuda y sus dos hijos recibirán una prestación mayor, y al menos el pobre hombre descansará en paz sabiendo que, de alguna manera, ha conseguido ingresos recurrentes a largo plazo para mantener a su familia.
No me digas que no es tragicómico.
Sí, ya sé, que debería meterme con los subsidios, las prestaciones, lo difícil de tener empleados, el gobierno, la raza inferior de los que trabajan por cuenta ajena y otras cosas anti estoicas que dominan el marketing directo actual.
… Pero me igual.
Cada loco con su tema.
A mi lo que me ha flipado es lo de la carta.
Una carta que la recibes y… mueres.
Una carta que la lees y… es lo último que lees.
Una carta… Una carta… Una carta… Una…
Carta Letal
¡Juas!
¿Es un nombre cojonudo o qué?
Es genial.
«CARTA LETAL»
Vamos que no te molestes en ir a pillar el .com porque ya está cogido (#guiño)
Y no, que no es que planee dedicarme a causar infartos por correo — a pesar de que se debe pagar bien ser la versión postal de un asesino a sueldo y hacerlo limpiamente, sin veneno ni explosivos.
Pero igual algo hago algún día via «direct mail».
Mientras me decido, ve aquí para leer más sobre crear textos tragicómicos que venden:
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