Fui perpetrador de un crimen. Durante años.
Un crimen equiparado a…
- Robarle a una señora un bolso.
- Ir a tu casa a las 11 de la noche y dejarte vacío el joyero de la abuela.
Ir al Ikea y arramblar con todos los lápices de madera.
No no, incluso más grave que lo del Ikea, que es simplemente gorroneo.
Mucho más grave.
El crimen que cometí fue…
Descargarme películas y series de webs no oficiales.
… Sí, lo confieso.
Puedes de darte de baja ahora mismo de la lista de este pecador.
Lo merezco.
Además, no hay excusa posible.
No al menos, según la SGAE y las leyes hechas a medida para que el gobierno tuviese la capacidad de cancelar a dedo un contenido en internet.
Pero no importa.
El caso es que ahora soy una persona nueva. Casi reformada.
Llegó el streaming. Llegó el modelo Netflix hace una década.
Y lo que no había podido parar el gobierno ni nadie en internet…
Lo paró un servicio que era lo suficientemente bueno, bonito y barato como para que no merecería la pena perder el tiempo «pirateando».
¿Qué casualidad no?
En fin.
El caso es que una década después la «piratería» está volviendo a subir.
Y es un fenómeno curioso.
Porque en cuanto el «modelo netflix» ha sido un éxito y un estándar en la industria:
- Ha duplicado y casi triplicado el precio en algunos casos.
- Han surgido mucho más servicios parecidos que a su vez suben de precio.
- La inversión en contenidos es mayor y hay que hacer más caja.
- La disponibilidad de contenidos por países cada vez está más fragmentada.
- Se ha introducido publicidad por consumo.
- Se ha prohibido la compartición de cuentas.
- Es más difícil tener acceso a todos los contenidos con solo un servicio.
- Es más difícil encontrar siquiera dónde ver lo que quieres ver, pagando.
- Etc.
ES DECIR…
Que se está convirtiendo «en otra televisión».
Estamos yendo para atrás.
Pero en lugar de con una antena o el cable terrestre…
Con fibra óptica.
Por eso la piratería está volviendo.
La solución se está convirtiendo de nuevo en el problema a medida que se sofistica.
Y eso. ESO. Es algo muy parecido a lo que ocurre con el email.
Las listas de correo o distribución estaban para enviar un solo email a muchos.
Punto.
Ahí decías, hacías, vendías, filosofabas, compartías y establecías una relación real con el resto de suscriptores.
Con un email a muchos.
Y ya está.
Ahora te han convencido de que hay que hacer 18 mil movidas con el correo, herramientas, automatizaciones, tags, embudos con más bifurcaciones que la carretera Málaga – Colmenar…
Y todo porque «se supone» que con eso consigues mejores resultados.
¿Sí?
A ver, lo que es seguro es que, de momento, no es un crimen.
Cada uno hace con su tiempo lo que quiere.
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