El japonés (idioma) tiene un palabro mu curioso que no tenemos en español:
«Hikikomori»
Un Hikikomori viene a ser una persona que ha perdido toda motivación para volver a tener contacto social y, generalmente, vive recluida en su habitación sin hablar con nadie y comunicándose solo en internet a través de texto.
(Joder, eso tristemente aún define muy bien el día a día de mi trabajo, juas)
Pero el tema es que yo fui (bastante) así en mi época post-adolescente.
Empecé como un gran estudiante (para los estándares), un empollón al que golpear en el recreo, al que esperar y amenazar en la puerta del colegio, al que arrimarse por conveniencia para copiar los deberes, que tras pasar al instituto fue perdiendo poco a poco la ilusión por el futuro que le habían prometido.
Sí, son los síntomas de un millenial.
Una generación única e irrepetible en la historia.
La última generación de niños y adolescentes que se criaron en un mundo analógico, sin internet ni smartphones…
… y que vivieron en plena juventud la transición a un mundo hiper-conectado, con internet, todo el conocimiento de la humanidad, y varias miles de veces más el poder computacional que nos llevó a la Luna, en la palma de la mano.
(Parece que de eso hace un siglo, pero en realidad… bueno, sí, técnicamente fue un siglo atrás)
Cuándo y qué hice en mi «época Hikikomori» te lo contaré otro día.
De momento, acabas de presenciar cómo usar una historia personal para vender y construir una marca.
Incluso si crees que has pasado por una fase rara e inútil durante algún periodo oscuro de tu vida.
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