El Descuartizador Pop

Lo reconozco.

Me enganché al drama del hijo pijo de actor famoso que troceó a un colombiano en Tailandia por vete tú a saber qué motivos.

Y que se dejó el ticket de compra del serrucho en la bolsa donde cortó al colega por la mitad.

Y que se fue a Tailandia, uno de los peores sitios del mundo donde cometer un crimen, a ejecutar un plan sin pies ni cabeza.

Jeje. Sin pies ni cabeza. Je.

Y que dice que lo ha hecho para proteger a su padre… excepto por el pequeño detalle de haberle arruinado su carrera y la paternidad con su hermanastra.

Y que dice que el colombiano se mató dándose un cabezazo con el lavabo… pero que va a ser que se mató porque intentó mellar un serrucho rozándolo repetidas veces con su garganta.

Y que algunos medios están tratando como un pobrecito nene de portada de la SuperPop que ha dado con sus huesos en la cárcel Thai.

La verdad, no tengo ni idea de lo que se dirá en la tele, yo lo estoy siguiendo por YouTube.

Y me hace gracia como muchos canales van de «dejad ya en paz el tema y a la familia» pero a la mínima que hay una novedad ellos también sacan video.

No lo pueden evitar.

Y la tele tampoco lo va a evitar.

En otros tiempos este drama hubiese durado años.

Pero en estos tiempos de tik tok, atención mutilada, y contenido breve a lo mejor solo dura muchos meses con esporádicas novedades.

Depende de qué otra gran «noticia bomba» domine la parrilla nacional.

Y no lo pueden evitar porque es un dramón.

Es un drama con mayúsculas.

Y eso succiona nuestra atención.

Por muy especial que te creas.

Que no te enganche un dramón venezolano no quiere decir que seas invulnerable.

Solo necesitas un drama «de otro género».

Quizá uno coreano.

O quizá uno marketiniano.

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