Si llevas suficiente tiempo en esta industria habrás visto «secuencias de lanzamiento por email» de todos los colores y formas, escritas por todo tipo de expertos y vendidas por decenas de redes de afiliados a los que lo único que les importa es su comisión.
Mete emoción – autoridad – prueba social – razonamiento, en este orden.
Mete emoción – dolor – penitencia – confesión – razonamiento, en este otro.
Mete dolor – objeción – resurrección – prueba social – razón, para rematar.
¿Y sabes qué?
Te pego la google translate de un fragmento de la canción «Nancy Boy», de Placebo:
Sólo otro Nancy Boy
Mujer, hombre o mono moderno.
Sólo otro adicto feliz
Cincuenta libras, pulsa mi botón
(…)
Y todo se desmorona en el cambio de roles.
Tengo la musa en mi cabeza, es universal.
Dándome vueltas, ella viene sobre mí.
Y todo se desmorona en el primer ensayo.
Que viene bastante al pelo.
Porque cuanto más tiempo llevo yo en esta industria más bullshit me parece todo eillo.
¿Acaso crees que la mente de tu prospecto está esperando a que le desgloses con tus emails lo que siente entre sus trillones de conexiones neuronales viajando a la velocidad de la luz en su cabeza cuando le has presentado una oferta?
Obsérvate a ti mismo.
La decisión de compra está tomada en un nano-segundo antes siquiera de que hayas perdido el tiempo mirando las aperturas y clics del email anterior.
E influyen factores tan «mundanos» como si tiene la pasta en ese momento y ese problema ocupa un espacio lo suficientemente grande en su cabeza.
Es decir, que las secuencias «mágicas» son solo un puto placebo para que le pagues a alguien por hacerte sentir bien en cuanto a tu habilidad de escribir para vender.
Pero lo que es servir, sirven solo para estar presente en la cabeza del otro.
La «secuencia de emociones y razonamientos» déjaselas al mono moderno.
Al adicto que todos llevamos dentro.
Por eso en las «Preguntas Random», a pesar de haber defendido lo contrario, llega un momento en el que digo:
— Si tienes que escribir emails en algún orden en concreto sí o sí… pues que sean los emocionales los primeros y los lógicos los últimos.
Y la única razón por la que hago esa concesión es la misma que la del asunto del email:
Es un Efecto Placebo PARA TI.
Es decir, si te ayuda en tu cabeza estructurar las secuencias de esa manera y eso TE MOTIVA a escribir los emails y sacarlos adelante… pues hazlo.
Al menos el trabajo estará hecho.
Y el crédito que se lo lleve el primer «experto en embudos» que salga cuando le des una patada a una piedra.
Pero que sepas que la decisión ya está tomada en base a la lista, producto y oferta.
En un puto nano-segundo.
En el primer email.
Tu trabajo a partir de ahí es… recordarlo.
Y ponerle un fin concreto.
Más sobre la verdadera simpleza de escribir emails para vender en:
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