Encontrar el verdadero motivo que mueve a un mercado a comprar es la clave.
Y a veces, ni siquiera el propio mercado lo sabe o lo expresa.
Te pondré un ejemplo tan hiper realista como mi propia hiper vida:
En la universidad me metí en la licenciatura de Psicología, ni más ni menos.
Quise pensar que lo hacía porque quería «entenderme a mi mismo».
Que los contenidos me fliparían. Pero…
Me encontré con mucho aburrimiento.
Fisiología I, Fisiología II, Estadística, clases soporíferas.
Todo era meterse en un grupito para hacer trabajitos.
Después exponerlos en clase delante de todos.
(ideal para un introvertido extremo)
Hacer más trabajitos, comprar más fotocopias, más libros de profesores, y acumular tal montaña de papeles que podría haberme mantenido caliente todo el invierno si los quemaba.
Sí, me lei algunos libros interesantes, es verdad.
Como «El Gen Egoísta».
De lejos el mejor libro que recomendó un profesor en toda la carrera y que por cierto te tienes que leer si te dedicas a vender porque es puro comportamiento humano.
Eso era lo que me gustaba, los temas de comportamiento humano.
(aquí estaba generando puntos que después conectarían; gracias Steve ; )
- Psicología de la Personalidad.
- Psicología del Turismo
- De la Sexualidad.
- Psicología Social.
Esas eran las que molaban (y las únicas que aprobaba).
Pero al final el resultado es que acabé más perdido que cuando empecé.
Y la principal razón es que me había metido en la carrera con el motivador inadecuado.
Como decía, me convencí a mi mismo de que lo hacía para conocerme mejor, para encontrar mi camino.
Pero la realidad era que mi único motivador era…
LIGAR.
Je, y la facultad de psicología de Málaga es el lugar por metro cuadrado de la ciudad donde más féminas se concentran.
Sí, qué quieres que le haga, era joven e inexperto.
Además estaba en ese estado tóxico de pensamiento que me habían vendido:
O vas a la universidad y te sacas una carrera (cuánto más difícil mejor) o no vas a llegar a nada en la vida.
Tardé un poco en darme cuenta de que la había cagado.
Y así acabé Hikikomori perdido.
Casi no iba a clases y me pasaba el tiempo en casa aprendiendo a a hacer webs y a publicar contenido en mi propio blog, soñando con ser un redactor de algunas de las revistas digitales sobre entretenimiento audiovisual que había entonces.
Literalmente me pasaba semanas durmiendo por el día…
Y por la tarde / noche aprovechaba para empaparme de forma autodidacta de lo que sea que me tuviese obsesionado entonces.
En aquel momento sentía que estaba perdiendo el tiempo.
Me sentí un despojo.
Y para colmo, en lugar de canalizar todo eso hacia ganarme la vida con ello…
… decidí que la solución estaba en expatriarme.
Así que me saqué un titulo de Administrador de Sistemas Informáticos…
Y 2 años después me piré a mi amada Toronto.
Con una mano delante y la otra detrás.
Sin curso de idiomas contratado, sin amigos, sin trabajo, sin contactos…
Otro día te contaré historias como la de cuando acabé tirado en un parque, sin techo.
O como sobreviví en trabajos de friegaplatos, ayudante de carpintero, jardinero o vendedor en un call center.
Pero por hoy ya está bien.
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