Ya no recuerdo por qué pero hace poco estaba mirando un videoclip de esos de Hip Hop noventero en youtube.
Ya sabes de qué se componen:
- Chicas de adorno vestidas para la ocasión.
- Coches de lujo, puede que motos, puede que barcos.
- Joyas, cigarros, puede que «polvo de hadas».
- Un cantante negro principal que canta el 90% de la canción con gafas de sol mientras las chicas le manosean.
- Uno, dos o tres cantantes negros secundarios que lo que hacen es estar como en segundo plano, imitando los movimientos del cantante principal mientras miran muy fijamente a la cámara, y luego, en pequeños momentos concretos de la canción dan como un paso al frente, toman el mando y dicen un «Yeah», «Come On», «Ah-ah-ah», y repiten un palabra concreta del estribillo o el rapeo del cantante principal. Eso es todo.
Y lo de los cantantes secundarios de repente me hizo gracia.
Es como «eh, que estoy aquí y no aporto nada pero mira cómo molo».
Y si quieres hacer algún símil con esa imagen mental, no te culpo.
Yo bastante tengo ya con estar enfermo de la cabeza.
Y eso está bien.
Cada uno con lo suyo.
Por ejemplo, otro patrón que se me vino a la cabeza una vez fue observando contenidos aparentemente «inofensivos» en canales de YouTube chorras.
Pero ese me gustó tanto que lo convertí en producto y lo vendo.
Y aunque no vayas a crear un canal en youtube, la verdad es que la info te puede inspirar a crear productos y/o servicios nuevos.
Es cierto que el potencial de acumular cientos de miles de seguidores en youtube con el contenido más chorra que te puedas imaginar está ahí.
Tanto para ti como para tu cliente.
Pero no es obligatorio.
Eso sí, en el caso de hacerlo, después te los llevas a una lista de correo, claro.
Si no te los vas a llevar a una lista de correo es que te prohibo comprar.
¿Y después de tenerlos en una lista de correo?
Les escribes mucho y les vendes algo, claro.
A ser posible sin pose de rapero segundón en videoclip de los 90.
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