Chino comunista revela el secreto de venderle a una lista

Verás, yo fui uno de esos chavales que «practicó» karate en el colegio.

Duré poco y nunca más volví, me distraje con otras cosas.

Sin embargo me aficioné a las películas de artes marciales.

He visto de todo, y le tengo especial cariño a Jackie Chan.

Quizá el tío sea un gilipollas comunista (no tengo ni idea, no le conozco a ese nivel, y además no me importa), pero como profesional del cine y las artes marciales ha hecho historia, y sus películas son para partirse el ojal (más las chinas que las americanas, que como en Hollywood no tenía todo el control, se perdió lo bueno, y él lo ha criticado abiertamente en su país natal).

De hecho se puede decir que ha masterizado (si es que no ha creado y moldeado a su estilo) el concepto de…

«Arte Marcial Cómico».

Con Jackie, no sabes cómo empieza una pelea de artes marciales, ni tampoco cómo termina.

De hecho, si vieses sus primeras películas sin tener ni idea de quién es, podrías pensar que son una mierda y que eso jamás triunfaría en la industria.

Sin embargo, ahora Jackie es inmortal.

Podría dedicar decenas de páginas a explicar qué hace tan geniales a sus películas (y quizá algún día lo haga), pero es mejor ir al grano ahora.

Entonces, lo que te quiero decir con esto — que es aplicable a las pelis de Jackie Chan, las de Bruce Lee, las japos de Kurosawa, y hasta las Tailandesas de Tony Jaa, da igual — es que…

Cuando de verdad amas el «arte marcial» que practicas, te esfuerzas, honras a tus oponentes, a ti mismo, y comprendes lo que subyace bajo la disciplina…

(realmente lo comprendes, lo analizas y lo interiorizas y aprecias)

… puedes ser el agua que se adapta a la forma de una taza.

Y cuando eso ocurre, puedes pelear contra un solo tipo muy poderoso a la vez o contra 15.

Contra un viejo borracho o una mujer más hábil que tú.

O puedes pelear…

… usando una escalera de mano…

… una chaqueta, un vestido, un abanico…

… una tabla, un sofá, la puerta de una nevera…

… una alfombra, una silla, una corbata, un trípode…

… unos palillos, una cuerda, un cuenco de arroz (lleno de arroz)…

… desnudo, trajeado, en calzoncillos, disfrazado de muñeco, de Chun Li…

… entre tablas gigantes de madera o deslizándote por la barandilla de una escalera…

… colgado de un autobús con un paraguas, en una moto, saltando de coche en coche…

Todo a plena luz del día, sin cambios de plano tramposos ni efectos especiales.

Eso es lo que te hará vender mucho a largo plazo incluso sin quererlo.

Por cierto.

Nada es magia.

No hay trucos.

Y te puede explicar por qué, de nuevo, el amigo Jackie.

Jackie, conocido por repetir él mismo cientos de veces todas las tomas que hiciesen falta para grabar ese «movimiento imposible» en una pelea… siempre dice algo muy interesante.

Muy muy interesante.

Pon toda tu atención en el último párrafo porque es clave.

Jackie Chan:

Cuando la gente ve lo que hago dice «oh, es que Jackie es muy bueno, las escenas de sus películas son tan increíbles porque él es buenísimo». Y les respondo «no, no es que yo sea tan bueno. Tú puedes hacerlo. La cuestión realmente es…

«¿Tienes la paciencia para hacerlo?»