La gran bajada de pantalones de los dueños de ‘Barbie’

Corría el año 1997. Un gran año.

Un completo y desconocido grupo danés llamado «Aqua» acababa de lanzar su disco debut:

«Aquarium»

El álbum fue un hit absoluto e inmediato.

Alcanzó el puesto número 6 en las listas británicas.

Vendió 33 millones de copias y más de 8 millones en singles.

Pero todo, todo, ocurrió por una sola canción.

Un canción que se hizo más grande que el disco, que el grupo, que los productores y hasta que la marca que parodiaba.

¿Qué canción?

«Barbie Girl»

Y no hizo falta ninguna película con Ryan Goslin.

El videoclip de la canción ya trajo a la vida el universo de «Barbie» y lo ancló a la mente de varias generaciones.

Los ejecutivos y abogados de «Mattel», la empresa detrás de «Barbie», se frotaban las manos.

Les metieron una demanda multimillonaria por «desvirtuar a su marca» que era el sueño de cualquier bufete y que aspiraba a recaudar casi todo lo que había facturado el single y mucho más.

Sinceramente, cualquiera pensaría que tenían las de ganar.

Era su marca, su producto, su estética…

Pero, por suerte para Aqua y su discográfica, el juez del caso no lo pensó.

Mattel perdió el juicio porque se le concedió a Aqua el derecho a la parodia y a la libertad de expresión.

(Y supongo que ayudó que no estaban comercializando merchandising relacionado con Barbie)

La cosa quedó ahí.

El grupo, que había pasado a primera línea mundial de forma instantánea, se separó antes del tercer disco, cuando estaban en la cima.

Pero la canción no.

La canción siguió y siguió.

Se incluyó en publicidad, en películas, en recopilatorios, en discotecas, festivales, conciertos…

Y se convirtió en su propio ente cultural.

Pasó a formar parte del Olimpo Pop.

Y si piensas en «Barbie» y piensas en música relacionada, piensas en Aqua.

¿En cuanto a Mattel?

Bueno, unos años después de demandar a Aqua con la fuerza de un tsunami…

Sacaron una canción y un videoclip para promocionar a su muñeca Barbie.

¿A qué no adivinas qué melodía usaron…?

Exacto.

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No me refiero al poder de «Barbie» en concreto. No será necesario que maquetes tu web de rosa pastel. Salvo que te guste el rosa. Y el pastel. Y Barbie.