Lección antiventas de un azafato de Renfe

Hoy he viajado en AVE.

Es probablemente mi forma favorita de viajar.

Pero se tiene que dar una condición:

Tengo que ir en un asiento individual.

Si además es en clase confort / business / executive con asiento extra grande, mucho mejor; pero esto último no es fundamental. En su defecto, también me sirve ir en los asientos dobles si el de al lado está vacío y si el asiento está posicionado en el sentido de la marcha del tren.

¿No se cumple la condición?

Entonces viajo bien, pero ya no es lo mismo.

Para nada lo mismo.

… Hoy era uno de esos días perfectos.

Hasta tenía billete premium que, como decía, no es condición fundamental, pero ayuda.

Y además incluye en el precio una supuesta cena diseñada por un supuesto Chef que tiene dos supuestas estrellas Michelin.

Meh.

Pero bueno. No está mal para ser comida de viaje en transporte.

Hoy estaba trabajando durante el trayecto. Ocupado. Distraído. Pero hambriento.

Y cuando ha venido el «camarero» ocurrió lo siguiente:

¿Qué quiere usted de beber junto con la comida? 

¿Qué bebidas hay? 

Las bebidas incluidas estaban mencionadas en el menú. 

Ah, pues ponme otro zumo de naranja, por favor. 

Eso fue lo que le respondí.

Pero en realidad pensé:

Aha. Vale. Se mencionan en el menú. ¿Y? 

Joder, ¿no me las puedes repetir? ¿Crees que tengo tiempo de leerme todo el menú? 

Es más, ¿crees que voy a leerme todo el menú, incluida la letra pequeña, donde se dicen las bebidas disponibles? ¿Y crees que aunque me lo lea por encima, voy a acordarme de cuáles son 15 minutos después de que te presentes con el carrito de la comida en mi asiento? 

Muy mal, señor azafato de Renfe.

Eh, no pretendo ser un gilipollas. Aunque quizá lo sea.

A lo largo de mi vida he fregado platos. He cortado el césped. He recogido basura de la calle con mis manos. He trabajado en la construcción. He trabajado con funcionarios.

El suficiente tiempo para respetar a cualquier profesional y no mirar por encima del hombro a alguien ni dejar que miren por el mío.

Pero es que no es una cuestión de superioridad moral.

Es una cuestión de que repetir las bebidas del menú está incluido en tu trabajo.

Cuando fregaba platos y me decían «toma friega esto»… Yo NO les decía «no, qué dices, ese ya lo he fregado 47 veces esta mañana, es más, lo acabo de fregar hace 5 minutos; coge otro, que están allí en la estantería».

¿Todos tenemos un mal día?

Claro. Por eso no le dije eso, sino que le respondí educadamente y con calma, sin complicarle más.

¿Es una mierda tener que hacer eso en tu trabajo?

Absolutamente. Por eso casi nadie quiere ser camarero ni fregar platos el resto de su vida.

Pero, ¿escribir un email o una carta de ventas?

Eso sí. Eso normalmente es algo que casi todo el mundo que está en esta lista se ve haciendo el resto de su vida.

Y si tienes en cuenta que repetir las cosas es fun-da-men-tal…

Te irá bien.

Y quizá lo consigas.

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