Lección de entusiasmo de mi casi-pedófilo profesor de autoescuela

Hace ya muchos años (más de los que me gustaría) que me saqué el carnet de conducir. Y recuerdo 2 cosas:

  • El semáforo que me salté en rojo en una rotonda y que me costó suspender en el primer intento (por suerte en el segundo ya coló).
  • Lo salido que estaba mi profesor.

Le quedaban unos años para jubilarse y parecía estar hasta la %#&*ª de dar clases de conducir.

Te daba las clases con una desgana que te hacía ir más inseguro de lo que ya vas cuando te faltan cientos de horas al volante para considerarte un conductor.

Un pasotismo.

Una pereza.

Una flacidez.

Tuve que meterme en una autovía en sentido contrario para que el colega espabilase.

Vaya tela.

De hecho, solo había 2 momentos en los que los ojos le brillaban y parecía tener algo de sangre en las venas.

Y ninguno te va a gustar del todo. O sí, no sé.


1) El primer momento era cuando pensaba en su futura jubilación.

Siempre contaba que soñaba con retirarse pero que —decía— eso no era suficiente.

Necesitaba retirarse a algún lugar tranquilo e irse con una chavalita.

«¿Chavalita?» Le preguntaba yo.

«Sí, con una chavalita de 18 años.»

Estoy seguro de que el único motivo por el que al tío le gustaba, a veces, su trabajo era por las clases con chicas que cumplen 18 y se apuntan a la autoescuela.

No sé, llámame paranoide.


2) El segundo momento en que parecía estar muy espabilado y motivado era en los exámenes oficiales, con el examinador.

Ahí el colega era como un guepardo que lleva 2 semanas sin comer y se encuentra con una cría de cebra coja.

Se movía, no paraba de hablar como si se hubiera electrocutado con la máquina de café, gesticulaba, daba conversación al examinador para distraerlo, te enviaba «señales» si veía que estabas a punto de cagarla (hablar más alto, cambiar súbitamente de tema, toser…)

Juas.

¿Y por qué este cambio repentino de motivación en los tests?
¿Era un profe implicado después de todo?
¿Se preocupaba mucho porque sus alumnos aprobasen?
(Quizá no tanto con las alumnas favoritas, porque las perdía de vista)

Mucho más simple que todo eso:

Resultados.

Las autoescuelas exigen a los profesores que tengan un X porcentaje de alumnos aprobados.

  • Necesitan eso para su marketing (97% de alumnos aprobados en «Autoescuelas Pepe»)
  • Necesitan que se «extienda el rumor» de que con ellos se aprueba fácil y a la primera.

Entonces, si quería mantener su cómodo salario hasta jubilarse, en los exámenes, al menos, tenía que espabilar.

Y espabilaba, ya lo creo.

¿Qué fue de él?

No lo he vuelto a ver.

Pero imagino que a estas alturas ya debería estar jubilado o entre rejas, una de las dos.

Y dudo de que cumpliera su sueño.

Pero si hasta un profesor casi-pedófilo, vago y desmotivado era consciente de que los resultados son lo más importante…

Tú también deberías tenerlo en cuenta y no andar haciendo el canelo con textos que no funcionan para vender.

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