Mi coche seminuevo está mucho más reventado de lo que debería.
La carrocería está tocada por mil sitios.
(Mi casa de Málaga está en un área privilegiada de esta Tierra de Gurús pero el maldito parking privado que tiene es un infierno de columnas hecho realidad)
Y en cada situación que corro riesgos de rayarla otra vez me acuerdo de lo emparanoiado que estás cuando te dan tu coche nuevo, impecable, sin un rasguño.
Aparcar es un estrés, las columnas son tu némesis, conducir por carriles estrechos te da taquicardias, los atascos sudores fríos, callejear por sitios nuevos es un suplicio…
Entonces me alegro de que cada pieza de la carrocería de mi coche esté tocada.
Porque me da igual un rayón más. Un bollo. Un picotazo.
Otro para la colección.
Porque aparco sin estrés.
Conduzco sin preocupaciones en cualquier situación.
Veo venir a los locos desde lejos.
Lo cual, irónicamente, mejora mi conducción.
Es más, incluso si algún despistado me da un meco por su culpa, me bajaría del coche amablemente, le haría sentir bien a pesar de su error, rellenaríamos el parte, y tan amigos.
(Al contrario de aquel zumbado al que ni siquiera toqué y que me quería matar, literalmente. O sea, cómo de asquerosa tiene que ser tu vida si estás dispuesto a partirte la cara con un desconocido —con su hija-bebé de testigo en el asiento trasero— porque la carrocería de su coche ha entrado en contacto con la del tuyo a 0,002 km/h. Qué lastimita)
Encima eso hace que la probabilidad de fallo sea menor, porque voy relajado, ágil, seguro de mi mismo.
Lógico ¿verdad?
Pues llevo días acordándome de este símil cada vez que pillo el coche.
Porque es exactamente lo que pasa cuando quieres montar un negocio digital, triunfar, vender, ganar dinero de verdad.
Vas emparanoiado perdido porque tienes miedo de hacerle un rayón.
Quieres triunfar sin mancharte de barro.
Quieres ser el primer emprendedor de la historia que no cometa un error.
Quieres montar tu primer maldito negocio, quizá sin tener ni idea de nada, y que todo vaya rodado desde el día 1 hasta que recibas más notificaciones de Stripe que de Whatsapp.
Y no, no funciona así.
De hecho, empezará a funcionar cuando ya tengas más cicatrices en la cara que rayones, bollos y picotazos tiene la carrocería de mi coche.
Entonces irás relajado.
Entonces probarás cosas.
Entonces proyectarás más seguridad.
Entonces, te comprarán.
Entonces, solo entonces, empezarás a ir por la carretera sin que te importe lo que hace el del carril de al lado o de si hay un enooorme atasco en tu mercado y crees que te vas a chocar cuando el de delante pegue un frenazo o el de al lado un volantazo.
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