La semana pasada estaba con una enfermera que me iba a sacar sangre y mientras preparaba el material y yo esperaba sentado tuvimos una conversación:
— «Qué te pasa, estás muy serio»
— «Es porque a continuación vas a despistarte hablando con una compañera y me vas a romper una vena en el brazo izquierdo. Tendré dolor y un moratón feísimo durante semanas por culpa de esto».
— «Nah, te estás inventando este diálogo para escribir el email»
— «Calla y empieza directamente por el brazo derecho».
Fue más o menos así.
Solo que en realidad le respondí:
— «Bueno, estaba pensando en que no me podía haber ocurrido esto [romperme el tendón del cuádriceps] en un peor momento. Y a su vez reflexionaba sobre que, realmente, para estas cosas, nunca hay un buen momento. Si te fijas, cuando te pasa algo así, siempre es el peor momento posible. Nunca hay un buen momento.
Y esto es algo que funciona igual con con «el tiempo límite» para comprar algo.
Si no hay un miedo a la pérdida tangible, da igual que el prospecto sepa que:
Por cada día que pasa sin tener esos conocimientos…
Por cada día que pasa sin poder pensar a otro nivel…
Por cada día que pasa sin implementar…
… deja de ganar dinero.
… deja de captar clientes.
… deja de mantener, aumentar o recortar ventaja con la competencia.
No actuará.
Ok, no digo que sea imposible, yo mismo me he gastado importantes sumas en comprar información que no tenía deadline.
Solo por el hecho de que no podía estar más tiempo sin darle carnaza al coco.
Pero no es la norma, y no es algo en lo que debas confiar.
En general:
«Nunca hay un buen momento».
Suscripción a la lista de correo [deshabilitada temporalmente]