Por qué la gente siempre quiere comprar

Recientemente fue el último ‘Amazon Prime Day’.

Los dos días de ofertas «locas» de Amazon.

Y blablablá ya te sabes el rollo.

Que si son falsas.

Que si están muy vistas.

Que la semana pasada ya costaba eso.

Que yo paso de comprar, soy un emprendedor de hierro.

Que estamos en recesión.

Que la crisis, que la luz, el agua, el paro, la elecciones, las…

Boom.

Pues han sido los «Prime Days» más brutales de toda la historia de Amazon.

Eso dicen ellos.

Dicen que han facturado tanto que hasta a Bezos le han crecido 4 pelos.

Es más…

No sé dónde leí la comparación, pero decía que habían facturado más en esos 2 días que Telefónica en todo 2022.

Ahí es nada.

Y no, no vengo a vacilar de autocontrol, yo también compré en los Prime Days. 

(Me compré un mini teclado plegable, para llevarlo siempre encima)

El tema es que sí, que siempre hay «crisis», pero eso solo es una excusa para comprar menos «en cualquier momento» y mucho más en «momentos señalados».

Y esa es la megabatalla que se está librando ahí fuera.

Posicionarse como «el lugar» en el que comprar cuando:

Sea el día sin IVA de MediaMarkt (al principio era anual y ahora parece que lo hagan cada mes…)

Los días temáticos del Corte Inglés (hay como 17 distintos, yo creo que esto ya va camino de ser semanal también).

Los PCDays de PCComponentes que hace no mucho ni sabía que existían y el otro día casi compro.

Los Prime Days de Amazon.

Navidad, Año Nuevo, Las 4 Estaciones, El Día del Primo Hermano Menor…

En fins.

Que el problema no es que la gente no quiera comprar.

La gente siempre querrá comprar porque no encuentra otra forma de escapar de su odiada rutina.

Por eso «las bases» siempre funcionan.

Por eso al final tirar de lo clásico es lo más fiable.

Y eso es lo que vi que hacía un negocio local al que suelo ir.

Tras mucho observar de forma casual, un día algo hizo clic en mi cabeza e identifiqué todo lo que hacían.

En ese momento hubiese sacado un teclado plegable de mi mochila para tomar nota allí mismo en el mostrador…

Pero por suerte para mi sentido del ridículo, aún no lo había comprado, je.

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