Profundizando en falsificaciones profundas

Hace ya mucho tiempo en tiempo de interné…

Un usuario de tiktok tuvo una genial idea:

Como las aguas estaban revueltas por algo relacionado con los estudios en el extranjero de la Princesa Leonor, hija de Felipe VI y la periodista adicta a la cirugía estética, había que pescar.

Entonces les dijo a sus seguidores que se inventasen que habían visto un video de la Princesa Leonor bailando reguetón.

Como para lanzar la leyenda urbana de que la Leo tenía un canal furtivo de tik tok donde hacía lo que le daba la gana.

Fue un éxito moderado.

El rumor se extendió decentemente.

(no es que haga falta mucho esfuerzo en tik tok, donde si te descuidas, con un solo toque en el botón de un popup que se abre en medio segundo en todo el centro de tu pantalla, has compartido toda tu agenda con la red social, tu ubicación, teléfono, talla de calzoncillos, y has seguido al video en curso, le has dejado un like y le has enviado un mensaje privado al autor)

Pero quedó en eso, un rumor.

Hasta que alguien decidió re-aprovecharlo.

Creó un video deep-fake de la Princesa Leonor bailando reguetón.

Y lo subió a tik tok durante un rato.

Tal cual.

Entonces sí que el rumor se convirtió en algo más que un rumor.

Concretamente en una acción viral.

Ni idea de quién lo haría.

Ni de cómo lo aprovecharía.

Pero desde luego fue una obra maestra.

A poco que hubiese puesto el cazo le habrían caído contrataciones, ventas de sus formaciones, si las tuviese, y seguidores en masa.

Y todo porque —seguramente involuntariamente— hizo un buen uso de lo que suelo recomendar aquí dentro:

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