De verdad, si yo fuera Charlie Brooker (Black Mirror) estaría orgulloso.
¿Cómo pudo el colega clavar tan bien la relación imperfecta del ser humano con la tecnología y las tendencias del futuro?
Me explico.
Hace poco se medio-viralizó un material en el que un negocio en Indonesia hacía una especie de video-tour por sus instalaciones.
Parece que se dedicaba al Live Shopping.
Algo que está muy avanzado allí y que cualquier día explotará en occidente.
El negocio consistía en un recinto con multitud de habitaciones de 3 paredes una al lado de la otra, en el que NON-STOP siempre había un influencer vendiendo a la cámara en directo, o creando material en video.
Es un poco creepy cuando lo ves.
Pero en realidad no es nada que no esté pasando ya en la privacidad de millones de hogares.
Solo que estas empresas asiáticas están creando granjas de influencers poniendo las instalaciones y pagando comisiones.
Tienen muy claro que hay más posibilidades de respuesta directa si hay una marca personal detrás, así que ofertan todo su catálogo de productos con influencers bien entrenados.
Y el «plano secuencia» pasaba poco a poco por:
Un cubículo decorado como un set de maquillaje con una chica que estaba vendiendo algunas cremas.
Un chico en una «habitación gaming» probando el título de moda que iba a promocionar.
Una chica en una habitación decorada como una tienda de accesorios vendiendo… pues eso, algún accesorio para móviles.
Y así.
¿Y por qué decía lo de Charlie Brooker?
Porque en uno de los capítulos de Black Mirror de la magnífica primera temporada había un lugar que era una granja de artistas rollo Operación Triunfo.
Vivían en cubículos rodeados de pantallas y tenían que consumir publicidad A LA FUERZA (si cerraban los ojos o se tapaban los oídos el video y audio se detenía hasta que los volviesen a abrir).
De esa forma generaban «créditos» con los que costear su estancia allí y acumular suficientes como para tener la oportunidad de presentarse a una audición.
También podían ceder los créditos a un compañero si así lo deseaban.
Muy creepy, genial y dramático, sobre todo teniendo en cuenta que ese episodio se emitió por primera vez en 2011.
A eso me recordó.
Lo brutal de dominar el drama, como Charlie, es que puedes moldear las historias a tu antojo, tanto para darles un tinte cómico como trágico a la vez.
Vamos, en resumen, crear succionadores de la atención TRAGICÓMICOS.
Algo que puedes entrenar en apenas 25 min si te lees un libro que escribí.
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