Pues mi opinión meditada, consensuada conmigo mismo, verificada y definitiva es…
MEH
— ¿Qué solo se permiten las llamadas hechas por robots?
Ok, pues te llama una máquina y cuando contestas te pasa con un humano que te dice: «¡yo no he sido! y después te suelta su rollo.
— ¿Qué solo se permiten las llamadas si ya hay una relación transaccional de por medio?
Ok, le compramos la base de datos a una empresa que ha tenido relación contigo en el pasado y luego te llama una máquina y cuando contestas te pasa con un humano que dice: «¡yo no he sido!» y después te suelta su rollo.
— ¿Qué bajo ningún concepto te pueden llamar salvo que haya «interés legítimo»?
Ok, adquirimos la prueba de que firmaste unas condiciones en un contrato de 10.532 palabras que no te leíste porque no había forma humana de entenderlo y luego te llama una máquina y cuando contestas te pasa con un humano que dice: «¡yo no he sido!» y te suelta su rollo.
En fin.
Que no tengo ni idea.
Solo sé que seguirá ocurriendo mientras dejen resquicios.
O mientras que las empresas pongan un teléfono de contacto en su web.
Pero me da bastante igual.
Aunque descolgar el teléfono es muy útil para vender servicios y no te lo desaconsejo si es tu medio favorito…
… para mi es otro objeto brillante.
Nunca habrá algo mejor que un cajetín donde dejas tu correo voluntariamente para que yo te acribille a emails hasta que aguantes.
O para dejarte acribillar. Porque tampoco hay mejor forma de aprender o estar al día de algo. De hecho es mi método favorito cuando voy a una web a interesarme «legítimamente» por un tema, servicio o producto.
Eso sí, no se te vaya a ocurrir ponerme en el formulario de suscripción el texto de:
(léase con voz de pito amanerada)
— «No te enviaremos spam. Prometido»
Porque entonces automáticamente NO me suscribo a tu newsletter.
Mejor dime algo como que eres un vago.
O que te dan calambres en la mano izquierda.
O que a tu teclado logitech le faltan 3 teclas.
O que la silla gaming se te ha quedado pequeña y el culo se te duerme.
Yo que sé.
Pero no me digas esa mierda del spam cuando me estoy apuntando voluntariamente a un boletín de correo.
¿Capichi?
Y ahora suscríbete a la lista:
Te voy a acribillar a correos. Y no será spam. Porque tú lo has querido.