Le preguntaban a Paul Verhoeven, el creador de la película original de Robocop (1987) que por qué creía que el remake que hicieron en 2014 es mucho peor.
La respuesta que dio cortocircuitó el exoesqueleto de mi pierna izquierda y te convertirá de facto en un mejor contador de historias.
Pero antes, toma chapa:
Yo soy un gran fan de la peli original
Me traumatizó la ultraviolencia que exhibía siendo un chaval.
Sin embargo, a pesar de visionarla a tempranas edades, he acabado siendo un tipo muy normal, perfectamente cuerdo y equilibrado, como puedes comprobar cada día en esta web.
Por tanto, vi el remake.
Me entretuvo, pero la olvidé en cuanto acabó, no me gustó, y no supe explicar por qué.
Paul lo ha hecho por mi.
He aquí lo que, según Paul, es el problema del remake de Robocop (y cualquier otro remake que intente reinventar la rueda):
El Sr. Verhoeven ha dicho que el problema está en la tragedia.
El «nuevo Robocop» es una tragedia.
Y eso no le sienta bien al concepto de Robocop.
En la «Robocop original», Murphy no recuerda casi nada de su pasado (flashes) hasta el final. Lo ha perdido todo. Oficialmente está muerto. Para su familia él ya no existe. Ni siquiera recuerda a su antigua compañera de trabajo. Robocop lo va averiguando poco a poco. Y mientras tanto, es Robocop y hace implacablemente de Robocop. Es una máquina con chispazos de humanidad.
En el remake es lo contrario.
En el remake desde el principio le muestran a Murphy qué es lo que le ha pasado a él, a su cuerpo, y recuerda perfectamente todo. Vuelve a casa. Abraza a su mujer.
Eso lo convierte en pura tragedia.
En algo más parecido a una peli de Marvel.
En el remake es una especie de Iron Man, y el drama está en que tiene que lidiar con sus recuerdos, su familia, su conflicto personal mientras hace algo que no quiere. Es un Robocop Nenaza, demasiado humano.
Luego ¿qué podemos deducir de todo esto?
Que Hollywood es cada vez más decadente y los surcoreanos le están comiendo la tostada.
Pero además de eso…
Pues que la forma de manejar el drama, la tragedia, la ultraviolencia o el humor… es absolutamente clave para el impacto de una historia.
La puede arruinar o la puede convertir en una máquina de hacer pasta.
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