Hoy he leído la noticia de que un brazo robótico de los que juegan al ajedrez le ha roto un dedo a un niño de 7 años.
Esto puede parecer irrelevante para tu marketing, una gran cagada de la robótica y algo que nada tiene que ver con Kubrick.
Puede.
La historia:
El robot mueve físicamente en el tablero las figuras del ajedrez. Lo hace rápido. Y lo hace en varias partidas simultáneas.
Lo que pasó es que el niño no respetó el turno del robot.
Fue a poner la mano justo en la casilla donde el robot había decidido coger una pieza… cuando no le tocaba.
Así que en lugar de la pieza, el robot cogió el dedo del niño y…
¡Crack!
El suceso va a costarle muuuchas horas de curro a los responsables del «Kaspabot».
Y eso si es que el proyecto no acaba desmantelado, el pobre robot desguazado y el software reciclado para escribir redacción de contenidos.
Es triste.
Por eso enseguida me ha venido a la mente una de mis pelis favoritas:
AI (Inteligencia Artificial)
La que protagoniza el niño del Sexto Sentido.
Esa en la que metió mano Kubrick y que al final terminó Spielberg.
En una de las escenas más escalofriantes, el niño Mecha que antes era amado por su «madre» y después de que su verdadero hijo volviese a la vida, ya no tanto…
… está alrededor de una piscina con unos «amigos» (por decir algo).
Entonces los niños de carne y hueso se acercan a comprobar cómo de real y diferente es un Mecha última generación.
¿Siente dolor?
¿Sangra?
«¡Zas!,» uno de los niños le pega un corte con un cuchillo.
El Mecha, acojonado, se abraza a su hermanastro pidiéndole que le proteja, con tan mala suerte de que caen a la piscina.
Y claro…
Los robots no necesitan respirar, pero el hermanastro humano, sí.
Lo que pasa es que el Mecha está tan asustado, como lo estaría cualquier niño que temiese por su vida, que lo único que puede hacer es permanecer abrazado al otro niño, que no puede escapar, mientras ambos están en el fondo de la piscina.
Como resultado de este «error» que casi le cuesta la vida al niño humano, el Mecha es sentenciado a «muerte».
Condenado a ser desguazado, con borrado de memoria incluido.
Aunque realmente no hizo nada malo.
Fue la crueldad de un ser humano (el niño cabrón que le cortó) lo que provocó todo.
Pero claro, en el campo de la robótica y la inteligencia artificial se EXIGE tener bajo control situaciones en las que la estupidez humana es sencillamente imprevisible.
Algo que se vuelve cada vez más injusto a medida que la IA avanza.
Y ahí es donde quería llegar para que empezásemos a hablar de marketing.
¿Puedes tú rellenar ese vacío en tu comunicación?
¿Puedes tener bajo control lo previsible?
Y sobre todo…
¿Puedes adelantarte a lo imprevisible?
¿Puedes tener bajo control la estupidez humana?
De eso va en gran parte el copywriting de respuesta directa.