Eufrasio —me invento el nombre porque no lo recuerdo— termina la FP de Técnico de Laboratorio.
Sale al mercado laboral español y se come los mocos.
«No estás cualificado»
«Necesitamos un puesto superior al de Técnico»
«No tienes experiencia»
Blá.
Eufrasio, entonces, un poco hasta los webs, decide pirarse a Alemania a buscarse la vida.
Sin hablar alemán.
Sin hablar inglés.
Sin tener contactos.
Sin tener amigos.
Sin tener un trabajo apalabrado.
Sin tener un curso de idiomas contratado.
Nada.
Se va a Alemania y empieza a tocar a las puertas de los laboratorios de allí, expresándose como puede y pidiendo trabajo de algo relacionado con técnico de laboratorio.
Le dan con la puerta en las narices 507 veces…
Hasta que un día…
Un laboratorio le dice que sí, que contratado.
Entonces Eufrasio entra a currar en el laboratorio alemán haciendo tareas ultra básicas, algunas incluso muy inferiores a las que estaba cualificado para hacer.
Se pega 2 años currando allí.
Hasta que se harta y decide volver a España.
Entonces vuelve a echar currículums en los laboratorios castizos y…
SE LO RIFAN.
¿Por qué?
Pues porque ahora en su CV aparecía que había trabajado 2 años en un laboratorio alemán, ni más ni menos.
Su experiencia para los puestos en los laboratorios españoles seguía siendo insuficiente, porque lo que había hecho en Alemania era algo distinto o inferior.
Y él era el mismo de siempre.
Pero ya daba igual.
Porque Eufrasio había hecho algo que la mayoría de la gente de su promoción no estaba dispuesta a hacer, y no hizo.
FIN.
Y esta historia no solo me ha recordado a lo que es el solitario emprendimiento digital…
Sino también a la que es posiblemente la mayor de las claves para el éxito cuando quieres tener un negocio donde el pilar central es el email.
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Auf Wiedersehen!